¿Una persona sin principios, sin ética y sin respeto a la moral también es un líder?
“El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente.” – Lord Acton.
A lo largo de la historia, hemos visto que el liderazgo puede levantar civilizaciones o destruirlas. No basta con tener seguidores, influencia o poder: la ética y la moral son el verdadero punto de quiebre entre un líder y un tirano, entre un constructor y un destructor.
Liderazgo sin principios: ¿Líder o villano?
Adolf Hitler es un ejemplo paradigmático. Movilizó a millones de personas, generó lealtad ciega, transformó una nación derrotada en un imperio militar. ¿Fue un líder? Sí. ¿Pero a qué costo? El suyo es el caso más claro de un “liderazgo” que, desprovisto de ética, terminó en tragedia y destrucción. Hitler no nos muestra lo que significa liderar, sino lo que significa manipular y dominar.
Podemos añadir a Nerón en la Roma imperial o a los dictadores latinoamericanos del siglo XX. Todos alcanzaron poder, pero dejaron ruinas sociales y morales.
Liderazgo ético: ¿Líder o manipulado?
En el extremo opuesto, encontramos figuras como Mahatma Gandhi. Su lucha por la independencia de la India se basó en la no violencia, la verdad y la resistencia pacífica. Muchos de sus detractores lo calificaron de ingenuo o incluso de manipulado por fuerzas externas, pero la historia lo reconoce como un líder moral cuyo legado trascendió fronteras.
Del mismo modo, Nelson Mandela, tras 27 años de prisión, eligió la reconciliación en lugar de la venganza. Esa decisión lo elevó como un verdadero referente del liderazgo ético, capaz de transformar no solo un país, sino la forma en que el mundo entiende la justicia.
La paradoja del liderazgo
Entonces, volvemos a la pregunta inicial: ¿una persona sin principios también es un líder?
Sí, en el sentido técnico de que puede tener poder, seguidores y capacidad de influir.Pero no, si entendemos que liderar es inspirar, transformar y dejar un legado positivo.
Un “líder” sin ética puede ser temido, obedecido o incluso idolatrado, pero jamás será recordado como alguien que sirvió al bien común.
Lecciones desde la historia
En mi libro El Germen de la Corrupción (disponible en Amazon), analizo cómo desde los sumerios hasta la actualidad, el liderazgo sin moral siempre termina en crisis, mientras que el liderazgo basado en valores es el que trasciende generaciones.
La historia es clara: el liderazgo verdadero se construye sobre principios. Lo demás es solo poder disfrazado
.
🔹 Reflexión final: El reto de nuestro tiempo no es producir más líderes, sino formar líderes éticos.
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